«Más allá de las cámaras: el fracaso de la videovigilancia y el poder de la comunidad»
SEGURIDAD CIUDADANA
El fracaso de la videovigilancia
Participación ciudadana y diseño ambiental como estrategias reales de prevención
En un mundo donde la inversión en tecnología crece sin pausa, los índices de inseguridad siguen en aumento. ¿Por qué? Porque la solución no está en más cámaras, más patrullas o más centros de monitoreo, sino en recuperar el valor de la comunidad, rediseñar el espacio urbano y repensar el rol de cada actor social.
El modelo que no funciona
El paradigma clásico de seguridad —más presupuesto, más equipamiento— ha demostrado su ineficacia. La videovigilancia, presentada como solución mágica, muestra un retorno de inversión bajísimo en materia de prevención. Se ha probado que muchas cámaras no previenen el delito, sino que registran hechos consumados que, en el mejor de los casos, ayudan en una investigación posterior.
Una nueva mirada: prevenir desde el entorno y la comunidad
La prevención efectiva requiere abandonar viejas recetas y asumir un nuevo enfoque:
- El entorno influye en la conducta humana.
- El ciudadano es el primer actor del sistema de seguridad mediante la detección de riesgos y el aviso de alertas tempranas.
- El municipio debe contribuir al mejoramiento del ambiente con programas de mantenimiento y limpieza.
- El estado debe delegar en los habitantes y los municipio la detección y prevención, enfocándose en mejorar la respuesta con el uso correcto de las fuerzas policiales con lo que se requiere menor cantidad de personal pero sí de mayor calidad.
Diseño ambiental + participación ciudadana = resultados concretos
La experiencia internacional demuestra que la modificación del entorno físico y la participación vecinal tienen efectos reales y duraderos.
Algunas claves:
✅ Vigilancia natural: zonas abiertas, bien iluminadas con buena visibilidad limpias y ordenadas reducen delitos.
✅ Lazos afectivos: la gente cuida lo que siente propio (huertas urbanas, espacios verdes compartidos).
✅ Control de accesos: juegos, bancos, bebederos, jardines abiertos generan presencia de “vigilantes naturales”.
✅ Mantenimiento urbano: un espacio cuidado, iluminado y limpio disuade y aleja el desorden.
Estrategias realistas y aplicables
Las soluciones no requieren más dinero, sino más inteligencia social y urbana:
- Convivencia entre comercio y residencias.
- Urbanizaciones abiertas con diseño participativo.
- Capacitación a vecinos para actuar como red de alerta.
- Recuperación del espacio público como prioridad.
️ ¿Y qué hacemos con las cámaras?
Las cámaras no deben eliminarse, pero sí redefinirse. Ya no como herramientas de monitoreo en tiempo real (modelo insostenible), sino como fuentes de análisis posterior para estudiar patrones y mejorar estrategias. La prevención no se logra mirando pantallas, sino empoderando ciudadanos y planificando el entorno.
Tecnología al servicio de la comunidad
Aplicaciones móviles ya permiten alertar a vecinos, autoridades y redes de afinidad.
Son gratuitas, sencillas, (solo se necesita pulsar el botón correspondiente), y su eficacia ha sido comprobada:
Caso Río Cuarto (Córdoba, Argentina): 21 barrios redujeron sus índices delictivos con un modelo basado en participación ciudadana, red de comunicación directa, uso de aplicaciones y el apoyo del municipio..
Conclusión: la seguridad no se compra, se construye
La prevención real exige un cambio cultural profundo:
- Del “no te metás” al “estamos todos conectados”.
- Del Estado paternalista al ciudadano comprometido.
- De la reacción a la anticipación.
- Menor cantidad de funcionarios policiales, pero con mejor desempeño, capacitados, motivados, equipados, remunerados, con autoridad y en proceso de mejora continua.
El camino está claro: menos reacción, más prevención; menos presupuesto, más eficiencia; menos pantallas, menos patrullas, más ojos atentos. Porque la seguridad, por norma, se construye entre todos.
✍️ Modesto Míguez
www.modestomiguez.com