En otro capítulo detallamos las etapas de la IA en general pero…
¿Qué tiene de particular el uso de la IA en seguridad?
El uso de la inteligencia artificial (IA) en seguridad tiene varias particularidades que la hacen una herramienta poderosa y transformadora en este campo, muchos refieren a la aplicación de IA en Seguridad como la detección de rostros y patentes, cruces de linea, movimiento, detección de objetos mediante el procesamiento de imágenes conocido como analítica de video.
Lo anterior, es correcto, pero es solo una pequeñísima fracción de lo que se necesita para lograr esa deseada Seguridad.
Cabe la pregunta:
¿Qué es la seguridad deseada?
Respuesta: La más conveniente, la que permita la mejor calidad con la máxima satisfacción minimizando riesgo, pérdidas y costos de producción.
Ampliando la respuesta, deberíamos definir el término “conveniente” como el que provee la mejor relación costo beneficio, condición conocida como eficiencia.
Aquí descubrimos que como la eficacia no es negociable solo podemos actuar sobre la eficiencia.
Se logra con la determinación de aplicar las normas creadas recientemente a partir del año 2013, lo que nos lleva a concluir sobre la importancia de tomar decisiones en base a los criterios de la seguridad cuantitativa.
Muchas veces se dice, “más vale prevenir que curar”, en seguridad se comprueba que actuando antes de que la pérdida se produzca, resulta siempre más conveniente.
Por lo tanto, en el ámbito de la protección de grupos humanos la prevención termina siendo más rentable que la acción.
Los algoritmos de IA se basan en la prevención de los grupos y se diferencian uno de otro de acuerdo al tipo de grupo del que se trate.
De la seguridad cuantitativa desarrollada en otras notas se concluye que: “lo que no se puede medir, no se puede gestionar”.
Y como “los números mandan” .. En definitiva, debemos medir.
Descripción General.
Se trata de la aplicación de las nuevas tecnologías que podríamos definir como integradoras de la “SEGURIDAD 4.0 “, con base en cuatro pilares o herramientas, la app MI Alarma es para los clientes (personas que reciben servicio) la app “Mis abonados” para quienes producen y brindan el servicio (personas que trabajan de ello).
En los dos extremos de esta cadena hay personas donde cada una tiene un teléfono, Y en el medio sistemas y procesos que constituyen la tecnología para la Seguridad 4.0,
Con estas consideraciones se desarrollan y constituyen los grupos de seguridad.
¿Qué medir?: (Todo).
Las pérdidas.
Todas las pérdidas deben ser registradas de forma sistemática porque integrarán el big data del que se obtendrá información clave la para la toma de decisiones.
Los riesgos:
Para el análisis de riesgos. Ninguno debe ser descartado, todos los riesgos deben ser cuantificados con un número comprendido entre cero y uno, considerando a 0 como que el riesgo es inexistente y a uno como la certeza absoluta.
Las soluciones.
De las soluciones se deben cuantificar dos características, cuantificar para cada solución posible a aplicar en cada riesgo.
Una es el costo total de la solución, proyecto, personas afectadas, inversión en productos, instalación mantenimiento, amortización.
Y la otra es la reducción del riesgo que resultaría de cada implementación aplicable a cada uno de los riesgos.
Descubrimos que para reducir un riesgo determinado existen distintas soluciones que tienen distintos costos, las que a su vez implican diferentes valores de reducción de riesgo.
La diferencia en el coeficiente del riesgo afectada por el valor de la pérdida y dividida por el costo de la inversión permitirá determinar el ROI (retorno de la inversión) permitiendo establecer presupuestos de inversión y reduciendo lo destinado a gastos.
Está comprobado que cuando se demuestra con números que el porcentaje de retorno de la rentabilidad de la inversión en seguridad es superior a la rentabilidad del negocio calculado en el ebitda, la inversión se hace.
Ocurre que debido a la inseguridad jurídica propia de los países emergentes no se invierte si no se estima una ganancia superior al 30% mientras que en países con inseguridad jurídica baja, esa rentabilidad mínima esperada, alcanzaría con un 5%.
Así entonces el desafío que tienen los proyectos en Latinoamérica radica en que requieren una ROI superior al 30% mientras que en países desarrollados, con superar un ROI del 5% alcanza.
Recordemos que quienes toman las decisiones, en realidad, no entienden de seguridad, pero si de números, conocen la diferencia entre gasto e inversión, razón fundamental por la que “cuantificar” haciendo seguridad cuantitativa, resulta más y más imprescindible cuanto más evolucionado es el negocio en el que queremos ayudar a mejorar la seguridad.
Para cada riesgo deberá hacerse un estudio que determine el ROI de cada una de las soluciones posibles, y, de justificarse el proyecto, integrar la solución adoptada dentro del plan de protección determinando indicando con precisión en qué etapa se implementará.
Y no solo los sistemas sino también las personas con sus especificaciones, roles y programas de capacitación respectivas.
En la actualidad, desde el año 2007 existen planes de formación y casos prácticos donde se comprueba que la inversión que produce el mayor retorno de inversión radica en la capacitación del factor humano, esto se encuentra alineado cuando se comienza a cambiar la improvisación por la planificación.
En la vieja forma de pensar existe un rechazo a invertir en capacitación.
Hay una anécdota donde un dirigente preguntaba:
“¿Y si invertimos en capacitar y luego la persona renuncia y se va?”
Respuesta: “Mucho peor sería no capacitarlo y que se quede”.
Nuevo enfoque
El campo de aplicación para la nueva seguridad crece, adquiere mayor dimensión en cuanto a prevención. Ya no se trata solamente de robos e intrusiones sino de involucrar otros aspectos que podrían ser de alto impacto tanto para activos tangibles, intangibles y mixtos afectados por accidentes laborales, incendios, fallas de procesos críticos, fraudes, daños a la reputación, al negocio, etc.
Grupos de seguridad pueden ser desde una familia, un barrio, una empresa, una obra en construcción, un proceso productivo u organización cuyas personas tengan necesidades de seguridad integrando sistemas electrónicos complementarios (o solo aplicaciones).
Lo anterior significa una oportunidad para que la IA demuestre su potencial cuando todas las personas involucradas son motivadas a producir un cambio positivo en la cultura de la organización invitando a participar de la ejecución del plan en el grupo de seguridad donde cada persona resulta individualmente beneficiada.
Tendencias:
En las últimas décadas se observan de manera creciente y acelerada dos tendencias:
1.- Aumentos de costos relativos en los RRHH debido a problemas culturales, pérdida de valores, falta de compromiso, escasez de candidatos aptos para puestos complejos, desapego a la lectura, costos sindicales, impuestos directos e indirectos que recaen de manera más costosa cuanto mayor es la estructura en cuanto a cantidad de personas.
2.- Reducción de costos relativos a tecnologías aplicables a la seguridad.
De manera indiscutible la Ley de Moore se sigue cumpliendo, debido a la realimentación de procesos de automatización y robótica aplicada, observamos como los productos y sistemas evolucionan a pasos agigantados, crecen de manera exponencial en cuanto a capacidades y prestaciones mientras que los productos tradicionales dejan de fabricarse o sus precios se desmoronan.
Ahora es donde ingresan a escena los beneficios de la IA, cuando se comienzan a exigir, resultados concretos, valores para la cuantificación del SLA (nivel de servicio contratado).
El criterio cambia 180 grados respecto a la forma tradicional de hacer seguridad, la IA requiere mucha menos cantidad de personas pero con una calificación mayor, requiere mucha menos inversión en cantidad de equipamiento e infraestructura pero de una calidad mayor. Elimina los gastos del patrullaje, pero requiere respuesta profesional responsable, inmediata y capacitada.
Estas consideraciones en línea con la evolución de los puntos 1 y 2 harán mucho más conveniente el uso de la IA con el transcurrir del tiempo.
Procuremos determinar los números.
Cuando la seguridad se realiza mediante personas que miran monitores en una especie de CCTV, ocurre los siguiente:
El antiguamente denominado CCTV, en la actualidad y de acuerdo a las normas llamado VSS (Video Security Systems), por siglas en inglés resulta ser la estrella de todos los subsistemas de seguridad electrónica.
Esta nota refiere al 99% de las instalaciones no certificadas por las Normas ISO para VSS.
Seguramente por su atractivo comercial, los amplios márgenes de rentabilidad en la venta, la instalación, lo atractivo de la solución y porque todos creen entender de qué se trata.
Se trata de sistemas muy útiles para grabar y hacer auditoría y salvo excepciones como podría ser detectar hurtos en retail o en pocas instalaciones especiales la visualización humana en tiempo real resulta inconveniente.
Todos creen que al comercializar productos o partes de un VSS venden seguridad cuando en realidad proveen herramientas que por sí mismas sólo constituyen un gasto.
Una cámara debe estar elegida de acuerdo a la función para la que se la instala, el contexto, la iluminación, las sujeciones mecánicas, la vegetación, reflejos de otras fuentes lumínicas y la capacitación de quienes intervienen en todo el proceso, el proyecto, la venta, la instalación, el monitoreo, la respuesta y el mantenimiento.
Además tanto una cámara, como cualquier elemento o puesto de trabajo debería justificarse como una inversión que resulte rentable gracias a la reducción del riesgo.
La ilusión es lo único que da sustento para creer que al poner cámaras se está haciendo seguridad.
Desmenucemos el tema:
Mucha gente supone que las cámaras vigilan y que pueden reemplazar a un guardia o a un policía y esto es erróneo.
¿Por qué?
Por ahora las cámaras no tienen la calidad de visión del ojo humano, no son estéreo ni su analítica puede compararse con la capacidad de un humano para “entender lo que ven”.
Desde el otro lado en las pantallas los operadores sólo “verían” una fracción de la escena.
Incluso los domos, componentes vistosos y deseados, no ven los 360 grados sino una fracción cada vez, tampoco graban los 360 grados, volveremos a los domos más adelante..
Conjugaciones como “observaría” o “vería” están en potencial porque al no estar certificados los VSS no cuentan con la cantidad, la calidad, ni capacitación de los operadores, necesarios para tener una posible certeza de visualizar e identificar los hechos en el momento que estos ocurren.
Si se trata de una operación certificada, una persona solo puede trabajar como operador para observar hasta dieciséis cámaras en dos monitores que muestran en dos secuencias de cuatro cada vez, durante turnos de cuarenta y cinco minutos y descansos de quince minutos durante seis horas diarias.
En una central de monitoreo se requeriría un mínimo de cinco personas para cubrir cuatro puestos más un supervisor, permitiendo observar la cantidad de sesenta y cuatro cámaras por turno.
Si extendemos a un servicio 24×7 cuatro turnos más franquero, vacaciones, ausencias y permisos, alcanzamos una dotación de 36 personas mínimas en total.
Si consideramos el costo de mantenimiento técnico, la infraestructura, conectividad más los costos directos e indirectos, para hacer realidad la ilusión de la “vigilancia remota” el costo real resulta equivalente al de colocar un guardia humano por cámara.
Lo anterior contradice lo intuitivo que resulta el beneficio del CCTV.
Probablemente el lector dirá, con alarmas y video analítica, se puede ampliar la cantidad de cámaras por operador porque no se requiere atención permanente sino que el operador solo tiene que ocuparse “cuando pasa algo” permitiendo que se instalen muchos más puntos de visualización haciendo rentable la actividad.
En principio esto es cierto pero cada caso requeriría una análisis particular.
Resulta que en la práctica los proyectos no se hacen con el cuidado necesario para evitar las falsas alarmas entonces el operador termina saturado de tareas, verificaciones, despachos en las que “casi” siempre se trata de falsas alarmas, este acostumbramiento a falsas alarmas transforman el “casi” en “siempre” ya que el hecho real será considerado como otra falsa alarma.
Tradicionalmente se cree que a mayor gasto de instalación mayor seguridad, los vendedores proponen muchas cámaras y domos por lo que ganan más dinero mientras que al no existir una justificación económica los clientes solo aceptan una fracción de esa propuesta.
Hasta que ocurre el hecho no deseado y entonces se amplía la instalación completando la propuesta, sin saberlo se está agravando el problema debido a que al haber más cámaras para atender con más falsas alarmas, habrá mayor ocupación de trabajo humano, mayor cantidad de eventos desatendidos, baja el SLA con el consecuente aumento del riesgo y degradación del ROI generando un círculo vicioso porque se desatienden mayor cantidad de eventos, no se hacen notas personalizadas ni seguimientos ni las mejoras que evitarían las reiteraciones de las falsas alarmas.
El problema se agrava aún más cuando se instalan domos.
Los domos son atractivos y costosos, quienes creen que a mayor gasto, mejor seguridad aceptan comprarlos, pero no consideran que cuando se opera uno de ellos haciendo seguimiento con el mando a distancia no se pueden atender otras cámaras incrementando la saturación de tareas para el operador, además el domo tampoco sirve para grabar y hacer auditoría porque sólo ve una fracción de la escena cada vez.
La probabilidad de que haya grabado sería de 1/30 si la lente toma 36×30 grados de ancho y alto respectivamente.
A los fines prácticos de una auditoría posterior, cuatro o más cámaras fijas de alta resolución serán mucho más convenientes que un domo.
Para determinar la probabilidad de visualización de un evento mediante un domo hay muchos factores a considerar, estadísticamente, en la práctica, esta resulta inferior al 1%, por lo tanto, la reducción del riesgo, trasladando a la reducción del monto de pérdida, resultará muy difícil que el ROI justifique la inversión del domo.
Soluciones para SEGURIDAD con el uso de IA.
La IA aplicada al procesamiento de señales permite evitar el operador y la necesidad de existencia del propio centro de control.
El la actualidad la IA se nutre de todas las señales de alarmas existentes, los eventos son los datos que al ser procesados de manera instantánea considerando los eventos relacionados, los registros de antecedentes históricos, su variabilidad, las respuestas humanas de quienes integran el sistema discriminan hechos reales de falsas alarmas, en base a lo anterior la IA informa no solo lo que sucedió sino las recomendaciones de lo que corresponde hacer en cada caso a cada persona que interviene en los distintos roles responsabilidades y horarios.
Esto requiere un plan de seguridad que se recomienda cuente con menor cantidad de cámaras, con mayor desarrollo de analítica, sensores para alarmas cruzadas en mayor calidad, un proyecto acorde, instalaciones adecuadas y las consideraciones del entorno, como iluminación, soportes, etc.
No se necesita un centro de control, porque los algoritmos de la IA que funcionan en la nube de internet comunican de manera personalizada las instrucciones de forma precisa instantánea y sin fallas indicando en el celular de cada persona correspondiente qué es lo que debe hacer.
Cada persona que participa, al responder, realimenta con datos, generando la información histórica. Esto a su vez activa los procesos de mejora continua aplicables a los procedimientos, la capacitación y el plan de seguridad.
Este monitoreo no humano al mismo tiempo que elimina los costos de inversión y mantenimiento para los centros de control y de personal, reacciona sin fallas aumentando el SLA y el ROI a valores que solo con el tiempo demostrarán un increíble incremento de productividad y beneficios para quienes lo apliquen.
La IA no es mágica sino que es el resultado de algoritmos que responden a procedimientos estrictos basados en las normas y los estándares actuales más evolucionados dando sustento a un plan de seguridad donde cada persona ocupa un rol perfectamente definido en cuanto a las tareas, funciones horarios y responsabilidades.
A cada tipo de grupo de seguridad, se aplican algoritmos de IA distintos.
Del plan no solo surgen los algoritmos para la IA sino también los procedimientos y los programas para la capacitación de las personas.
Aquí se presenta otro desafío, si bien la cantidad de personas se reduce de manera significativa, se requerirá de las pocas personas que integren el sistema, un compromiso de apego a las normas y procedimientos, lo cual requiere capacidad de escucha activa y un nivel de comprensión de textos bastante superior a lo habitual.
En línea con la evolución del trabajo, el rol de la persona de seguridad se jerarquiza.
Será mucho mayor el resultado y la productividad de su trabajo, al mismo tiempo, se requerirá de la persona humana creatividad para detectar las oportunidades de mejora del plan de seguridad.
Al mismo tiempo que la IA ejecuta las órdenes de manera simultánea y personalizada mide la respuesta y evalúa el desempeño de cada colaborador en base a los objetivos del plan, rompiendo con las prácticas tradicionales donde la remuneración está determinada por el salario, el puesto y las horas trabajadas. En este caso, lo motivador de la evaluación del desempeño radica en que se alinean los intereses de la persona con la empresa y la seguridad del cliente.
La persona quiere desarrollarse, comprometiéndose para hacer bien su trabajo ya que así gana más reconocimiento y dinero.
Al mismo tiempo se obtiene mayor rentabilidad para la empresa y un nivel de satisfacción y seguridad más alto para el cliente final.
Saludos
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